Gran parte de la mística del paraíso bíblico recae en la idea de la expulsión, de esa misma manera funcionan muchos de los paraísos contemporáneos, suele suceder que donde existe abundancia de placeres el acceso es regulado y de no cumplir los requerimientos el ser humano promedio debe satisfacerse con lo básico, webs porno con videos a baja resolución, mientras el dandy tiene acceso a escorts de alta categoría. Regresando aquí al germen de la idea del pecado, la mujer desnuda.
Si navegamos en internet lo más probable es que nos encontremos con banners que prometen favores sexuales bajo la dinámica de la mujer como premio, ciertamente no hay cabida para cuerpos masculinos como recompensa, si la promesa está vinculada a un hombre lo que se publicita no es su cuerpo sino maneras de conseguir un pene más grande o mejor rendimiento sexual.
La repetición genérica de imágenes recuerda la fotografía de Thomas Ruff, alumno de Bernd y Hilla Becher, quien cuestiona la búsqueda de una ‘realidad real’ a través de la fotografía, para él sus fotografías no prometen algo real, tampoco un vistazo a la esencia de sus retratados, lo que exalta son las características visibles que están al alcance de cualquier espectador.
Con su proyecto Nudes, hace una interpretación de las imágenes porno que proliferan en internet, imágenes a baja resolución que son concebidas para ser vistas en una pantalla de ordenador. Ruff las agranda hasta que los píxeles parecen estallar, las manipula de manera que se convierten en versiones difusas de lo que una vez fueron, recordando por momentos pinturas de Gerhard Richter, y extrañamente en el proceso retoman un carácter fotográfico que perdieron, mutan en imágenes mucho más táctiles, sin perder las formas que recuerdan su contenido original.
Un proyecto que recuerda a Ruff y a sus maestros de la escuela de Düsseldorf es el Instagram Genderless Nipples. En la cuenta se presentan instrucciones para tomar fotos de pezones, de manera que sean lo suficientemente neutrales, para hacer difícil que por parte de Instagram se identifique si se trata de un hombre o una mujer, esto porque ante las reglas de esta y muchas otras redes, los pezones de una mujer son censurables, mientras que en el caso de un hombre no sucede lo mismo. Lo que queda es un catálogo lleno de pieles rugosas y tonos rosa y marrón, la forma se abstrae y mimetiza lo particular con el todo.
La iniciativa de Genderless Nipples pone en evidencia una diferencia simbólica entre el cuerpo masculino y el femenino. El pecho de la mujer es percibido como sitio erótico y como producto de este potencial debe ser sometido a censura y prohibición, aunque aquí los estándares son cambiantes. En el 2010 fueron estrenadas dos películas, ‘Blue Valentine’ de Derek Cianfrance y ‘Black Swan’ de Darren Aronofsky, y aunque ambas cuentan una escena que muestra sexo oral, sólo una de ellas recibió la clasificación NC-17 por parte de la MPAA (Asociación Americana Cinematográfica), la más estricta en la escala. La cuestión no es el acto. En una se da entre dos mujeres y en otra se da entre un hombre y una mujer, aquí lo que se pone en evidencia es la censura del placer sexual femenino, porque ahí está la diferencia, mientras la escena de ‘Blue Valentine’ muestra un momento de intimidad en el que una mujer recibe placer, ‘Black Swan’ recurre a un acto sexual entre dos mujeres para mostrar ese repetitivo y cansino recurso del performance lésbico al servicio del deseo masculino. Así que no es sorprendente que en el caso de ‘Black Swan’ el acto no sea reprobado.
Ahora tenemos varias versiones de Eva y de Adán, varias maneras de percibir su estatus simbólico en la sociedad contemporánea, pero nos queda la cuestión de la serpiente, ¿quién o qué ocupa ese lugar?.
Cabe la posibilidad de imaginar una historia alternativa, una que transcurre al mismo tiempo que Thomas Ruff reflexiona sobre el cuerpo desnudo y se pelea por la libertad del pezón (#FreeTheNipple).
Eva y La Serpiente, versión 2017, imaginada:
“It’s not who you know, it’s who you blow. I don’t have a hole in my jeans for nothing” – Terry Richardson
“No es a quien conoces, es a quien se lo chupas. No tengo un agujero en mis jeans para nada.” – Terry Richardson
Esta vez el engaño sucede en un estudio fotográfico, la serpiente que a la vez es una suerte de Dios, es un fotógrafo millonario y famoso. Eva una modelo joven. Nuestra Eva debe pasar varias pruebas antes de ser aceptada a lo que percibe como paraíso, debe desnudarse y luego, seguir instrucciones, chupar, chupar hasta recibir la eyaculación en los ojos mientras es fotografiada, debe dejar que la serpiente pase su lengua por las partes de su cuerpo que abre ante el mandato del Dios falso que le dice que es bella. Eva hará todo lo que se reclama y una vez salga del falso paraíso será culpada por no decir la palabra mágica: NO. Ahora olvidan que nuestra Eva nunca aprendió a decir no, fue educada para decir sí a los famosos y millonarios. La historia se repite con otras Evas, de 19 años, castañas y rubias. Aunque algunas pocas podrán adivinar el espejismo antes de entrar y ante su negativa la serpiente con palabras burlonas les hará saber que nunca disfrutarán de las recompensas del paraíso -mejor ve a trabajar a McDonalds- les dice cuando no aceptan sus peticiones. Pero al final el poder de la infame serpiente le exime de todo pecado, su lugar en las biblias de moda, las que son palabra sagrada para muchas otras potenciales Evas.
Y el paraíso, será siempre impenetrable, puertas cerradas para quienes no pueden pagar la entrada, promesas publicitadas, ilusiones por las que todos pagan, con cuerpo y alma.