La lectura de la imagen es algo seminal en cualquier clase de fotografía, se utilizan ciertas bases para dividir y analizar, lo curioso es que tanto los términos utilizados como las líneas teóricas llegan desde sitios bastante diferentes, tal vez aún no concretemos una manera inequívoca de leer una fotografía porque esta puede ser muchas cosas a la vez y para dar un ejemplo, resultaría inútil utilizar el mismo proceso para leer una fotografía de Robert Frank y una de Jeff Wall. De hecho, leer dos fotografías de Wall bajo los mismos criterios tampoco sería sabio, las pautas tienen que ser alineadas con el medio fotográfico y sus particularidades, y con la imagen en cuestión y sus marcas únicas.
Hacer un recorrido por la obra de Jeff Wall es tentador, pero puede ser más interesante centrarse en una imagen, encontrar en ella al autor y jugar a descubrir algunas de sus partes. Hay fotografías de Wall que han sido extensamente analizadas, tal es el caso de ‘The Destroyed Room’, una fotografía monumental dentro de la historia de la fotografía contemporánea, tanto así que Dan Graham dedicó un ensayo completo a esa tarea.
Lo que intentaré a continuación es realizar un análisis de mi fotografía favorita de Jeff Wall.
Sobre ‘A view from an apartment’:
Mi primer encuentro con esta fotografía fue dentro de un aula de clase, ahora no puedo identificar qué fue lo que hizo que a mis ojos esta haya cobrado protagonismo, teniendo en cuenta que ese mismo día conocí muchas otras que podían alinearse más con el tipo de fotografías que admiraba y que de momento intentaba producir.
Con el tiempo he revisitado la imagen y he encontrado en ella, pistas de lo que la hace tan curiosa. Parte de lo que hace que la obra de Wall sea susceptible a detallados análisis es el robusto conocimiento de historia del arte del autor y la capacidad de crear puntos de encuentro para ese conocimiento dentro de sus fotografías, no sólo es la influencia obras emblemáticas, desde Hokusai hasta Delacroix, también aparecen influencias literarias, cinematográficas, los referentes son muchos.
En el caso de ‘A view from an apartment’ comienzo con una idea que caracteriza la manera en que leo a Jeff Wall como artista. Creo que existe un tipo de documental que existe sólo dentro de las micro-narraciones de Wall y este se hace evidente en la fotografía en cuestión.
Alguna vez escuché una clase magistral de Wall en la que explicaba que la ficción no le interesa, y que de hecho encuentra la palabra fuera de lugar en la mayoría de ocasiones que es usada en relación a su obra, en este caso mencionaba su fotografía ‘Knife throw’ y resaltaba que no hay nada de ficción en la imagen, hay un hombre tirando un cuchillo y esto es de hecho lo que sucedía frente a la cámara. Para él la categorización de una obra como ficción sólo tiene sentido estricto dentro de la literatura.
Si se hace una reflexión acerca de la afirmación de Wall emergen dos vertientes posibles, una se centraría en la idea de la verdad en relación a la fotografía y esta es una cadena de pensamiento que ha sido explorada muchas veces desde la primera vez que un ser humano creó una imagen fotográfica, ese deseo de hacer de la fotografía algo que cuente verdades; el otro ángulo es el que analiza las posibles motivaciones como creadoras de ficción, en este caso el hombre que tira el cuchillo no estaba dedicado a tirar un cuchillo por decisión propia, no se trata de una escena encontrada por el fotógrafo, quien toma las decisiones es Wall, él es quien le dice al hombre que tire el cuchillo, así que los personajes frente a la cámara son una extensión de la visión de Wall, esto podría ser confundido con ficción porque no es una acción natural y aislada del proceso de creación de la imagen, pero sin importar todo lo anterior, sin importar las cuestiones de verdad o de motivación, la acción sucede y por tanto no es ficticia, este pensamiento es revelador en su simpleza y puede servir para el análisis de las fotografías.
Lo documental es otro elemento fundamental en el pensamiento de Wall acerca de la fotografía. Para él, la documental es la fotografía por excelencia, aquella straight photography, sin alteraciones o consideraciones por otras fuentes de inspiración más que las puramente fotográficas. Aunque algo hace que la definición de Wall sea particularmente exigente, ya que para él la fotografía documental es trabajo de un autor solitario, y también considera que en el momento que un fotógrafo va retratar a una persona y le pide que se mueva, en ese momento la acción de vuelve un trabajo colaborativo, por lo tanto deja de ser documental, así que según Wall el fotógrafo documental es invisible y silencioso.
Otro elemento más en la discusión nace de la consideración de Wall por un tipo de fotografía que es casi un post-documental, usando como ejemplo a su fotografía ‘Mimic’. En este caso observamos algo que sucede en una acera, un hombre va de la mano de una mujer y realiza una acción, con su dedo hace un gesto para alterar sus expresiones faciales y así hacer una mímica burlona del hombre que pasa cerca a él, un hombre con ojos rasgados. Lo que hace que esta fotografía sea post-documental es que esta es una escena que Jeff Wall presenció y decidió retratar después, así que aquí lo que se observa es un retrato de una situación, el fotógrafo documenta algo que pone en escena con la intención de crear un record de un gesto observado en la calle. El gesto es real porque sucedió, así que la imagen es verdad, al menos si creemos en el testimonio del autor.
‘A view from an apartment’ es inquietante al ser una escena anodina, al empezar a recorrer la imagen parece que no hay índices claros de la presencia de un fotógrafo en la habitación, por un momento podemos pensar que no tendría sentido que se haya hecho una gran producción para una imagen tan simple, no se trata de una escena como la de ‘Mimic’ que por sus repercusiones sociales puede ser considerada importante.
La iluminación es de los primeros elementos que evidencian algo más dentro de la imagen. Si consideramos que el ojo humano a pesar de tener mucho más rango dinámico que una cámara, se ve regido por los mismos principios, entonces si se enfrenta a una escena en la que hay un interior con luz artificial enfrentado a un exterior con luz natural mucho más intensa, lo que sucede es que el ojo se adapta a las condiciones mezcladas y lo que se observa es un promedio, es diferente una vez se dedica el ojo al espacio interior, de esa manera puede adaptarse con más veracidad. En el caso de la cámara la diferencia es mucho más dramática llevando al fotógrafo a tener que elegir entre un interior bien expuesto con un exterior sobreexpuesto o un exterior correcto y un interior oscuro. Aquí es donde podemos cuestionar la fotografía de Wall, ya que existe gran cantidad de detalle tanto afuera como adentro, incluso podemos observar los reflejos de las lámparas en la ventana, así que nos encontramos con dos posibilidades, puede que la situación haya sido espectacularmente perfecta para que funcionen las dos condiciones de iluminación o Wall ha manejado la luz de manera que su manipulación sea efectiva pero no grosera en su evidencia como lo sería una toma alterada con el caricaturesco efecto de HDR.
Tal vez sea una cuestión pragmática la que hace que nuestras expectativas de una imagen escenificada sean de alta complejidad, ¿sería muy alocado decir que todo es producto de un pensamiento capitalista?, al tener en cuenta que la fotografía en cuestión requiere de un despliegue de equipos y colaboradores entonces asumimos que todo ese material debe ser puesto al servicio de algo que sea acorde al gasto puesto en la producción y estando frente a una escena aparentemente cotidiana y simple todo esto queda suspendido. Si damos un paso más y leemos testimonios sobre las dificultades técnicas de la imagen, siendo un tercer piso se llevaron a cabo grandes esfuerzos para ubicar la luz por fuera para que ilumine tal como lo haría una luz natural, también se requiere de dos mujeres que puedan dar la actuación sutil que requiere recrear gestos tan sencillos.
Se hace evidente que no es una imagen sin niveles de complejidad aunque la escenificación se haya puesto al servicio de un momento que podríamos pensar como un no-momento, para explicar esa idea podemos traer a la mente una lectura en la que suceda lo que observamos, una historia en la que estén las dos mujeres probablemente omitiría relatar en detalle el instante preciso que observamos, no me imagino leer como se describe una escena en la que una mujer camina con un trapo en la mano mientras otra lee una revista, quizá lo que pasó antes sea lo interesante, o lo que viene después, así lo que nos queda es el no-momento, algo intersticial, el instante que no relata grandes acontecimientos.
Lo que vemos finalmente no es sólo lo que vemos, también dejamos en esa acción todas nuestras expectativas, confrontamos la imagen con lo que pensamos es digno de ser sujeto de un gran fotógrafo, de lo que suponemos encontrar dentro de una galería o un museo, pero al final lo que hace que la fotografía sea extraordinaria es que nos acerca a lo simple, a lo que vemos todos los días, a lo que por omisión no detallamos, elevado y puesto en una caja de luz, un reflejo de nuestra humanidad y nuestra irrelevancia, una realidad invisible a nuestros ojos, de personas que nunca conoceremos.