8 de setembro de 2020

Ver para reconocer

Gerald Richter

La visión es algo espléndido, magnífico, un sentido que nos inunda de luz, formas  y de color, un sentido que sin él, perderíamos el concepto de imagen, y es este precisamente, el concepto de imagen, el que nos permite reconocer distintos objetos.

No obstante, ¿qué significa reconocer distintos objetos?  En general podemos reconocer objetos ya vistos, objetos parecidos a otros e incluso, reconocer objetos totalmente nuevos. Es evidente que la mayoría de nosotros reconoce sus objetos cotidianos, de la misma forma que se reconoce la fruta en el mercado e incluso podemos reconocer una sandía amarilla y de forma cuadrada, porque al fin y al cabo no deja de ser una sandía.

Para información del lector, nunca he visto una sandía amarilla y cuadrada. Si viera una, sería la primera vez.  ¿Quién no recuerda ver algo por primera vez? algo nuevo, algo no visto previamente? por ejemplo un monumento, una persona especial, un paisaje exótico. Esa sensación de descubrir, de obtener nuevas referencias, pero ¿realmente podemos recordar haber visto algo totalmente nuevo?

La mayoría de nosotros siempre tiene referencias previas sobre lo que vemos. Podemos ver un objeto, clasificarlo, reconocer e identificar aquellas características diferenciales que convierten a un objeto en algo nuevo.

John Hinde Butlins, Postcards
John Hinde Butlins, Postcards

Entonces, si yo veo una sandía amarilla y cuadrada, ¿puedo decir que es un objeto totalmente nuevo? o ¿parcialmente nuevo? porque en realidad se que es una sandía por muy amarilla que sea.

La mayoría no podemos recordar la primera vez que vimos algo totalmente nuevo para nosotros, algo de lo que no sabemos absolutamente nada, de lo que no disponemos ninguna referencia anterior. Las últimas teorías científicas nos indican que esta amnesia infantil es debida a que el área cerebral encargada de procesar y almacenar la memoria consciente (el hipocampo) está en plena expansión y crecimiento durante los primeros años de nuestra vida1. Algún atrevido incluso dirá que, a esas edades nuestro cerebro está creando los patrones y las reglas que nos van a permitir en el futuro entender lo nuevo, lo desconocido.

Hay una excelente charla de TEDex del Profesor Danko Nikolic2, a la que tuve el placer de asistir el pasado otoño, donde relató de forma muy clara la importancia de crear reglas a partir de las imágenes que percibimos como herramienta para entender lo que vemos.  Por ejemplo, los ordenadores son perfectos en un universo finito y limitado. Los ordenadores, son capaces de reconocer cualquier imagen siempre y cuando la tengan guardada en su memoria. Por lo tanto un ordenador será más eficiente en reconocer  gatitos, en la medida del número de imágenes de gatitos que tenga en su memoria. Vaya, y ¿qué pasa si un ordenador ve un gato distinto a las imágenes que tiene almacenadas? Pues me temo que no se dará cuenta que es un gato nuevo, ya no te digo si ve una sandía amarilla. Ahora, analicemos cómo funciona un niño de 4 años. El niño ve un cochecito de juguete, suficientemente grande como para montarse en él, con ruedas, volante y carrocería. El niño lo mira, lo examina en detalle, entiende los elementos que lo conforman. El niño aprende que es un coche. Después de esta primera y única experiencia el niño es capaz de reconocer cualquier coche ya sea un Seat panda o un Jaguar. ¡Maravilloso! A pesar de ello, los ordenadores son geniales jugando al ajedrez (y ahora al GO)3.

Akihiko Miyoshi, Pigment Migrations & Suspended Refraction, 2014
Akihiko Miyoshi, Pigment Migrations & Suspended Refraction, 2014.

Llegados a este punto, me surge una duda ¿Qué pasaría, si a pesar de mantener nuestra memoria y nuestras capacidades intelectuales, perdiéramos las reglas que nos permiten entender el mundo, entender lo nuevo? Esas reglas que hemos elaborado a lo largo de toda nuestra vida de forma casi inconsciente y desde prácticamente del inicio de nuestros días.

Existe una patología humana causada principalmente por una lesión de un área cerebral llamada corteza visual asociativa que se llama agnosia visual. Esta patología se caracteriza por la incapacidad de reconocer objetos. Los individuos afectados no presentan ninguna deficiencia en la percepción o el intelecto, es más, estos sujetos a pesar de no reconocer los objetos, son capaces de describirlos y dibujarlos con todo lujo de detalles. Son como los ordenadores, si el objeto tiene algo distintivo que lo hace nuevo, el conjunto en sí pasa a ser distinto, nuevo, pionero de forma y de función.

Todos buscamos ver algo nuevo, algo distinto, una primera vez, pero imaginaros un mundo donde la novedad absoluta fuera tan presente, donde por cada cambio o diferencia la funcionalidad de los objetos necesitara ser redescubierta, que cada objeto fuera único, misterioso y estuviéramos totalmente perdidos,  desorientados y sin referencias. ¿Cómo sería una vida así? ¿Cómo sería una vida donde no reconociéramos los objetos? una vida donde cada imagen fuera absolutamente nueva.

 

 

  1. Akers KG et al. Hippocampal Neurogenesis Regulates Forgetting During Adulthood and Infancy (2014) Science vol 344 pag 598-602. LINK
  2. Danko Nikolić. How to Make Intelligent Robots That Understand the World | TEDxESA (2015) . LINK
  3. Silver D et al. Mastering the game of Go with deep neural networks and tree search (2016) Nature Vol 529 Pag 484-489  LINK
Sobre el autor: JOFRE TENORIO LARANGA - Soy licenciado en Bioquímica por la autónoma de Barcelona y doctor en neurociencias por la universidad de Valencia, he pasado casi 10 años de mi vida investigando los misterios del cerebro y como este envejece llegando a la conclusión de que por mucho que imagines, la naturaleza siempre te sorprende. He trabajado en distintos centros de investigación dentro de Europa y actualmente resido en Barcelona, donde intento acercar a la sociedad la innovación y avances científicos.

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